Durante toda nuestra vida nos topamos con situaciones inesperadas, hechos que nos marcan de manera física o emocional y nos permiten crecer, prepararnos para enfrentarlas nuevamente gracias a las enseñanzas aprendidas.

Luego de tener un accidente o eventualidad lo más frecuente es tener ese mal sabor o sensación de arrepentimiento por no haber actuado antes de una u otra forma para evitarlo o prevenirlo: ¿y si salía antes? ¿Si no contestaba la llamada? ¿Si me hubiese asegurado? Esa presión de la duda hace que pases un mal momento analizando opciones que  desearías haber corregido a tiempo. Una de ellas, la más frecuente sobre todo al momento de asumir los gastos del evento, desearía haber contado con un seguro que me respalde.

El Seguro entonces, es un contrato para protegerse de posibles riesgos, que garantiza la indemnización de perjuicios provocados por una eventualidad, a fin de poner el bien en las mismas condiciones en que se encontraba inmediatamente antes del siniestro o en su defecto respaldarlo para su reparación.


Por ejemplo, si se incendia tu casa o si te roban el auto y estás asegurado, te devolverán un gran porcentaje de lo que costaron los daños o la pérdida de tus bienes, o así mismo, si tú, tus seres queridos o incluso tu mascota tienen un percance de salud también pueden acceder a una reparación por los valores de hospitalización, daños y pérdidas. 

Por ello, podríamos decir que el seguro es la manera más inteligente de asegurar nuestro futuro financiero previniendo que las situaciones inesperadas afecten nuestra economía y sobre todo resguardando nuestra salud, vida y patrimonio.  

Estas herramientas de protección nos facilitan la vida y nos ayudan en los momentos que más lo necesitamos y que son inciertos, es decir, a pesar de que tengamos mucha precaución no podemos evitarlos. Por eso, conocerlos y saber manejarlos adecuadamente es primordial para que les perdamos el miedo y nos familiaricemos con su uso.

En nuestro país, para que un contrato de seguro sea legal y puedas estar tranquilo de que cuentas con un respaldo verídico que responderá por su acuerdo en caso de así requerirlo, debes fijarte que contenga los siguientes elementos que por lo general son los que componen todo acuerdo:  

  • La empresa aseguradora
  • El asegurado o solicitante
  • El interés asegurable o el bien
  • El riesgo
  • El monto asegurado o el límite de responsabilidad del asegurador, según el caso
  • La prima o precio del seguro
  • La obligación del asegurador: hacer el pago del seguro en todo o en parte, según la extensión del siniestro.

El contrato de seguros es bilateral, porque intervienen dos partes, la aseguradora y el asegurado quienes mediante un contrato se obligan a pagar periódicamente un valor por un servicio  y responder con una indemnización en caso de alguna eventualidad prevista en el contrato.

Toma en cuenta la trayectoria, referencias de cumplimiento y características de los productos al momento de elegir una aseguradora pues su compañía y respaldo será fundamental al momento de requerir el servicio. Seguros Equinoccial por ejemplo es la aseguradora más grande del Ecuador, destaca por su trayectoria y experiencia además de ofrecer una opción integral de productos para que puedas proteger todo lo más importante para ti: tu vida, familia, mascota, hogar, vehículo y negocio.

Recuerda que estar protegido te da tranquilidad.

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