Lugares

Madrid:

Madrid, la vibrante capital de España, se despliega ante ti como un lienzo lleno de vida y color. En sus calles bulliciosas, el pasado y el presente se entrelazan en una danza eterna. Pasea por el majestuoso Parque del Retiro, donde los árboles centenarios susurran historias al viento, o maravíllate ante la magnificencia del Palacio Real, cuyos muros guardan siglos de historia. En el Museo del Prado, las obras maestras de Velázquez y Goya te transportarán a épocas pasadas, mientras que una caminata por la Gran Vía te sumergirá en el latido moderno de la ciudad. No olvides degustar unas tapas en el Mercado de San Miguel o disfrutar de un espectáculo de flamenco, que hará vibrar tu corazón con su pasión y ritmo.

Bilbao:

Esta ciudad con su espíritu industrial te recibe con los brazos abiertos y una sonrisa de acero y cristal. El Museo Guggenheim, una joya arquitectónica de titanio, te invita a un viaje sensorial a través del arte contemporáneo. Pasea por el Casco Viejo, donde cada rincón cuenta una historia y cada taberna ofrece un pintxo que es un pequeño tesoro culinario. Recorre la Ría de Bilbao en un paseo en barco y déjate sorprender por la mezcla armoniosa de tradición y modernidad.

San Sebastián:

San Sebastián, la perla del Cantábrico, te envuelve con su elegancia y su brisa marina. La Playa de La Concha, con su arena dorada y sus aguas cristalinas, es un refugio de paz donde el tiempo parece detenerse. En el casco antiguo, las calles empedradas nos guiarán a bares de pintxos donde cada bocado es una explosión de sabor, una auténtica fiesta para el paladar. Sin duda, una ciudad privilegiada con el océano extendiéndose ante ti como un manto azul infinito.

Camino de Santiago:

 una antigua ruta de peregrinación que serpentea a través de los paisajes más evocadores y mágicos de España. Desde los majestuosos picos nevados de los Pirineos hasta las verdes colinas de Galicia, cada paso en este camino es una danza con la historia y la naturaleza. Al recorrer el Camino, uno se encuentra con pueblos medievales donde las piedras susurran secretos de tiempos pasados, y catedrales góticas que se alzan como guardianes del espíritu humano. Los viñedos ondulantes y los campos dorados de trigo ofrecen un banquete visual, mientras que el aire fresco y limpio llena los pulmones y renueva el alma. Al final del camino, en la mística ciudad de Santiago de Compostela, la majestuosa catedral nos acogerá con los brazos abiertos. Aquí, bajo la imponente figura del apóstol Santiago, se celebra la culminación de un viaje que es tanto físico como espiritual.

San Juan de Gaztelugatxe:

Una joya escondida en la costa vasca, es un rincón donde la naturaleza y la historia se entrelazan de manera sublime. Imagina un sendero serpenteante que te lleva hasta una ermita milenaria, situada en lo alto de un islote rocoso. Cada paso en el camino de piedra, cada escalón que subes, te acerca más a un paisaje de ensueño, donde el mar Cantábrico golpea con fuerza las rocas, creando una sinfonía natural que resuena en el alma. Desde la cima, la vista es simplemente espectacular, una panorámica que te deja sin aliento y te invita a reflexionar sobre la inmensidad del océano y la pequeñez del ser humano.

Zarauz:

Con su extensa playa de arena dorada y su ambiente vibrante, es el lugar perfecto para quienes buscan una combinación de relax y emoción. Aquí, puedes descansar en el sol y dejar que el sonido de las olas acaricie tus sentidos, o bien, puedes sumergirte en el agua y disfrutar de un sinfín de actividades acuáticas. Además, el paseo marítimo está lleno de encantadores bares y restaurantes donde puedes degustar la exquisita gastronomía local, desde pintxos hasta mariscos frescos.

Getaria:

Un pintoresco pueblo pesquero, te recibe con los brazos abiertos y una atmósfera acogedora que te hace sentir como en casa. Aquí, la historia y la tradición se respiran en cada esquina. Recorre sus calles adoquinadas y descubre la iglesia de San Salvador, una joya gótica que te transporta a otra época. No puedes dejar de visitar el Museo Cristóbal Balenciaga, dedicado al famoso diseñador de moda, nacido en esta localidad. Y, por supuesto, un viaje a Getaria no estaría completo sin probar su famoso txakoli, un vino blanco joven y fresco que marida a la perfección con los platos de pescado y marisco que se sirven en sus numerosos restaurantes.

Zumaia:

En la encantadora localidad de Zumaia, donde los acantilados se alzan majestuosamente sobre el mar Cantábrico, desafiando al horizonte con su imponente belleza, podremos explorar el Geoparque de la Costa Vasca, un tesoro geológico donde las formaciones rocosas cuentan historias milenarias. Pasear por el casco antiguo es como retroceder en el tiempo, con sus estrechas calles empedradas y sus casas tradicionales vascas, mientras que la Playa de Itzurun, con su arena dorada y aguas cristalinas, podremos descansar en una tranquila tarde de sol.

Espelette:

Un viaje a Espelette es una inmersión en los sentidos. Famosa por sus pimientos rojos, que cuelgan en ristras de las fachadas de las casas, esta pintoresca aldea en el corazón del País Vasco francés ofrece una experiencia única. Las calles están llenas de tiendas artesanales donde se pueden degustar y comprar productos locales, como el chocolate, el queso y, por supuesto, el pimentón de Espelette. La iglesia de San Esteban, con su preciosa decoración y su atmósfera serena, nos permite disfrutar de una caminata por sus verdes alrededores, que ofrecen vistas panorámicas de los Pirineos y el campo circundante.

Ainhoa:

En Ainhoa, uno de los pueblos más bellos de Francia, la tranquilidad y la tradición se entrelazan en perfecta armonía. Las casas de fachadas blancas con detalles en rojo, típicas de la arquitectura vasca, bordean la calle principal, creando un escenario de postal. Aquí, descubriremos la historia local en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y el cementerio adyacente, donde se pueden ver las antiguas estelas funerarias. Además, Ainhoa es el punto de partida ideal para rutas de senderismo que llevan a través de exuberantes paisajes hasta la cima del monte Atxulegi, desde donde se disfruta de una vista panorámica que quita el aliento.

Sara:

Es un rincón encantado que te sumerge en su historia y belleza natural. Tiene una atmósfera mágica, es una joya escondida en la provincia de Lugo, Galicia, y es conocida por ser una de las paradas más emblemáticas del Camino de Santiago. La ciudad cuenta con un casco antiguo, donde cada calle empedrada cuenta una historia de tiempos pasados. La iglesia de Santa Mariña, con su arquitectura románica, ofrece un refugio de paz y espiritualidad. No muy lejos, el Monasterio de La Magdalena, con su imponente presencia, invita a la contemplación y al recogimiento.

San Juan de Luz:

Esta encantadora ciudad costera en el País Vasco Francés es perfecta para combinar la relajación con la aventura. Su casco antiguo, donde las calles estrechas están llenas de boutiques, cafés y restaurantes ofrecen delicias locales como el famoso pastel vasco y los mariscos frescos. Sus playas son el lugar ideal para ver la puesta de sol, con el sonido de las olas como banda sonora.

Burgos:

Burgos es un tesoro histórico y arquitectónico en el corazón de Castilla y León. Su majestuosa catedral gótica, declarada Patrimonio de la Humanidad, es un espectáculo que deja sin aliento a todos sus visitantes. Sus calles empedradas nos llevarán a plazas llenas de vida, donde la historia se mezcla con la modernidad. Y para los amantes de la gastronomía, Burgos es un paraíso culinario con su famosa morcilla y otros manjares que harán que tu paladar se deleite.

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